- Stellantis reaprovecha baterías usadas de EV para dar vida a nuevos vehículos y sistemas.
- La colaboración con Italdesign y Avathor acerca soluciones de movilidad inclusiva y accesible.
- El segundo uso de baterías gana tracción en la industria, con proyectos de almacenamiento energético y reciclado integral.
La transformación de la movilidad eléctrica no depende solo del lanzamiento de coches nuevos, sino también del futuro que se da a los componentes clave cuando «jubilamos” un vehículo. Quizá uno de los campos más innovadores y menos visibles para el gran público sea el de la reutilización y reciclado de las baterías: una industria en plena ebullición, que plantea soluciones cada vez más sofisticadas para alargar la vida útil de estos costosos y valiosos elementos.
Porque, ¿quién iba a decir que baterías que antes impulsaban un turismo familiar terminarían dando energía a un vehículo ideado para personas con movilidad reducida? Así es el caso del Avathor One, fruto de una colaboración singular entre Stellantis y Italdesign (partner del Grupo Volkswagen), con la joven firma Avathor como protagonista. En vez de depositar los antiguos paquetes de baterías en centros de reciclaje, Stellantis desmonta y selecciona módulos que aún conservan buena parte de su capacidad, reconfigurándolos y poniéndolos al servicio de soluciones tan concretas (y necesarias) como el acceso a la movilidad eléctrica urbana para quienes más la necesitan.
Características del Avathor One
El Avathor One, utiliza paquetes redimensionados de entre 1,4 y 2,8 kWh derivadas de antiguos modelos eléctricos del grupo, lo que permite una autonomía de hasta 50 kilómetros con cada carga y un funcionamiento seguro en entornos urbanos, gracias a su velocidad máxima limitada a 10 km/h. Este pequeño vehículo, cargado de tecnología (luces LED, sensores, cámara trasera y rampa), es un auténtico emblema de movilidad inclusiva y circularidad aplicada.
Pero el segundo uso de las baterías va mucho más allá de la micro-movilidad. A través de su división SUSTAINera, Stellantis participa en iniciativas de almacenamiento estacionario de energía renovable. Uno de los referentes europeos es el proyecto desarrollado junto a ENEL en el aeropuerto de Roma-Fiumicino, donde baterías extraídas de vehículos eléctricos almacenan energía solar y ayudan a reducir miles de toneladas de CO2, marcando una diferencia real en el camino hacia la descarbonización.
El reciclaje sigue siendo otro frente abierto, con acuerdos de relevancia como la alianza entre Stellantis y Orano, orientada a recuperar materiales críticos como litio, níquel y cobalto mediante procesos innovadores y sostenibles. Con la vista puesta en la economía circular, los fabricantes persiguen no solo dar varias vidas a las baterías, sino también cerrar el ciclo con tasas de recuperación superiores al 90%, cumpliendo las exigentes normativas europeas y disminuyendo la dependencia de materias primas externas.
En resumen, la movilidad eléctrica de 2025 se construye también a base de segundas oportunidades. Proyectos como el Avathor One o el almacenamiento energético en infraestructuras públicas demuestran que la vida de una batería no termina al dejar de rodar sobre cuatro ruedas. En manos de la tecnología y la imaginación industrial, el futuro (al menos para las baterías) puede ser largo, útil y mucho más sostenible.
Te puede interesar…
- Toyota e-Palette: el vehículo eléctrico que puede funcionar como autobús, tienda y hasta generador de energía
- 30.000 pedidos del nuevo microcoche eléctrico urbano que se vende en Aliexpress y vale 5.990 €
- Adiós a las largas esperas: la batería que da 800 km de autonomía con sólo 12 minutos de carga
No era la idea inicial pero las cuatro ruedas se cruzaron en mi camino periodístico y desde entonces no he parado de disfrutar al volante. Enamorado del sonido de algunos motores, hoy por hoy vivo con sorpresa y emoción el camino electrificado que está tomando el sector.