- El Leapmotor C10 REEV ofrece una autonomía combinada hasta de 1.000 kilómetros, 145 de los cuales los logra exclusivamente con la batería
- La versión de autonomía extendida calca precio con el eléctrico, partiendo sin descuentos de los 36.400 euros
La electrificación avanza, pero el fantasma de la ansiedad por la autonomía sigue rondando a muchos conductores. Aunque las cifras oficiales de los nuevos eléctricos ya superan los 500 km, la verdadera preocupación se traslada a la red de carga: ¿Y si no hay un enchufe cerca cuando lo necesitas?
Aquí es donde el Leapmotor C10 REEV entra en escena, dispuesto a borrar esas dudas y a demostrar que viajar lejos en un eléctrico sin estrés es posible.
Una receta conocida
Antes de relatarte nuestra experiencia tenemos que recordarte que el término de eléctrico de autonomía extendida no es para nada nuevo. Hace dos décadas, modelos como el Opel Ampera, el Chevrolet Volt y el BMW i3 REX ya apostaron por este concepto, mientras que en la actualidad marcas como Mazda y Nissan lo reinterpretan a su manera.
El principio es sencillo pero eficaz: el C10 REEV equipa un motor eléctrico de 215 CV que siempre mueve las ruedas, alimentándose de la energía almacenada en una batería de 28,4 kWh. Cuando la carga se agota, entra en juego un motor de gasolina de 1.5 litros turbo de 88 CV que en ningún caso impulsa las ruedas, sino que genera la electricidad suficiente para mover al bloque cero emisiones y recargar la batería sobre la marcha, circunstancia por la que este coche, como el resto, no puede ser considerado un híbrido enchufable.
El resultado: hasta 145 km de conducción 100% cero emisiones, que pueden ampliar en otros 850 km más cuando el 1.5 Turbo entra en acción. Hablamos por tanto de una rango total que roza los 1.000 km, cifras que rivalizan con las de muchos diésel modernos dejando, eso sí, atrás a cualquier eléctrico del momento.
Experiencia de viaje real
En nuestro trayecto de Oporto a Madrid, el Leapmotor C10 REEV se comportó como un auténtico eléctrico: silencioso, suave y con una calidad de rodadura destacable. Solo cuando la batería baja de cierto nivel, el motor de gasolina toma protagonismo, generando algo más de ruido, especialmente si se fuerza el modo EV+ que prioriza mantener la carga eléctrica por encima del 9%.
El coche ofrece otros tres modos de funcionamiento más: EV, Combustible y Power+, que permiten adaptar el uso de la batería y el generador a las necesidades del viaje, manteniendo valores de carga de la batería del 25%, 80% y la totalidad, respectivamente.
En los primeros 120 km que conseguimos exprimir a la batería, el coche rueda sin rumor; solo se escucha la rodadura y el susurro aerodinámico de la carrocería. El chasis, afinado en el centro de pruebas de Balocco, filtra baches y mantiene la compostura con la solvencia de un turismo europeo.
Forzamos el modo EV+ con la batería casi exhausta comprobando que el pequeño bloque tricilíndrico gira con más ahínco, dejando un zumbido constante que, sin ser molesto, recordaba a la de los antiguos CVT. Pero la sorpresa llega al ojear el cuadro minimalista cuadro de instrumentos: el ordenador se estabiliza en 6,0 l/100 km. Eso implica que con 50 litros en el depósito, la cifra se traduce en más de 800 km de rango real que sumados a los 120 km eléctricos iniciales, el techo práctico roza los 950 km, distancia que pocos conductores recorren en una sola jornada.
La recarga tampoco es un problema y en la única parada en Zamora para pernoctar decidimos no desenrollar los cables. Aun así, quien disponga de poste rápido agradecerá los 65 kW que admite el C10 REEV en corriente continua, que se traducen en una pausa de veinte minutos para pasar del 30 % al 80 %. En un garaje doméstico, los 6,6 kW de alterna devuelven la plena capacidad durante la noche. En la A-6, con alguna zona de tráfico denso, la regeneración mostró su eficacia: basta levantar el pie del gas y observar cómo la flecha verde invade la pantalla de 14,5”, a través de la que también hay que cambiar la intensidad, cuando lo fácil hubiera sido poner unas levas tras el volante.
Sin diferencias
Y es que si nos ceñimos a la estética, el C10 REEV mantiene el diseño y el equipamiento del C10 eléctrico puro, es decir, que hablamos de un SUV de 4,73 metros, elegante y bien rematado, con esa enorme pantalla central de 14,5 pulgadas a modo de cerebro de operaciones desde la que se controlan todas las funciones. El maletero ofrece 400 litros y las plazas traseras son amplias, perfectas para viajar en familia. El equipamiento de serie es generoso: asientos ventilados, techo panorámico, llantas de 18 pulgadas, climatizador dual, cámara de 360 grados y un completo paquete de asistentes de conducción.
Pero lo más destacado es que la firma china no ha querido diferenciarlo económicamente del eléctrico, arrancando así su tarifa en los 36.400 euros, que se pueden convertir en 26.800 euros con ayudas y promociones, un valor cifra que lo convierte en una opción muy tentadora frente a rivales más caros y con menos autonomía. Y es que Leapmotor C10 REEV demuestra que la esa transición hacia coche eléctrico impuesta por la Unión Europea puede ser más sencilla y atractiva de lo que muchos imaginan. Ofrece lo mejor de ambos mundos: la conducción eléctrica sin renunciar a la libertad de viajar lejos. Una alternativa que, sin duda, marcará tendencia en el mercado europeo como ya está haciendo en China.
No era la idea inicial pero las cuatro ruedas se cruzaron en mi camino periodístico y desde entonces no he parado de disfrutar al volante. Enamorado del sonido de algunos motores, hoy por hoy vivo con sorpresa y emoción el camino electrificado que está tomando el sector.