- Descubre qué son los ciclos de carga en un coche eléctrico: qué significan realmente y cómo influyen en la vida útil de la batería.
- La vida útil de la batería de un coche eléctrico hace referencia a las diferencias entre químicas y factores que aceleran su desgaste.
- Hablamos de baterías para explicar la diferencia entre capacidad útil y total
Hablar de un coche eléctrico sin mencionar la batería es prácticamente imposible. Y es que este componente no sólo es el más caro del vehículo, también marca su durabilidad.
Aquí es donde entran en juego los ciclos de carga, un concepto básico para medir cuánto puede rendir una batería antes de que su capacidad empiece a disminuir de forma significativa.
¿Qué son los ciclos de carga de un coche eléctrico?
Un ciclo de carga equivale a completar la energía total de la batería, aunque no siempre ocurre de una sola vez. Cargar del 40% al 90% supone medio ciclo, y si después consumes ese 50% restante, habrás completado un ciclo entero. Así, las cargas parciales se van sumando hasta formar ciclos completos, que sirven como referencia para medir la vida útil de la batería.
Este concepto es fundamental porque no importa desde qué nivel de carga parta la batería. Si sumas varios consumos parciales hasta llegar al 100% de la energía disponible, habrás cerrado un ciclo completo. De esta manera se contabiliza el desgaste real que va acumulando la batería con el tiempo.
Gracias a esta métrica se puede estimar la autonomía a largo plazo de un coche eléctrico. Cuando se cumplen los ciclos de carga previstos por el fabricante, la batería no deja de funcionar, pero sí ofrece menos capacidad y, por tanto, menos kilómetros por carga.
¿Cuántos ciclos de carga resiste la batería de un coche eléctrico?
La cifra depende de la tecnología con la que esté fabricada la batería. Las más habituales en el mercado actual son las NCM y las LFP, aunque también existen variantes NCA. Cada una ofrece ventajas distintas, sobre todo en autonomía y durabilidad.
Las baterías NCM, muy presentes en coches eléctricos de gama media y alta, suelen aguantar entre 1.000 y 2.000 ciclos completos antes de perder alrededor de un 20% de capacidad útil. Eso significa que, aunque sigan funcionando, se percibirá una reducción de autonomía progresiva. En el caso de las LFP, habituales en los modelos más accesibles, el rango de ciclos es mayor: entre 2.000 y 3.500. Eso se traduce en una vida útil potencial de hasta un millón de kilómetros en condiciones ideales. No obstante, en el día a día la cifra real puede variar en función de cómo se use y cuide la batería.
Para entenderlo en números sencillos, pensemos en un coche con 400 km de autonomía real. Si su batería soporta 1.500 ciclos, hablamos de una durabilidad de 600.000 km antes de perder un quinto de su capacidad. Si la batería fuera LFP, esa cifra podría ampliarse mucho más, superando fácilmente el millón de km.
¿Cómo optimizar los ciclos de carga?
No todos los ciclos de carga afectan por igual a la batería. La forma en que se carga y descarga influye directamente en cuánto tarda en degradarse. Un uso intensivo de cargadores rápidos, por ejemplo, genera temperaturas elevadas y tensión adicional en las celdas, lo que acelera el deterioro. También cargar del 0% al 100% de manera continua no es lo más recomendable. Lo ideal es moverse en rangos intermedios, entre el 20% y el 80%, donde el estrés químico es menor. No se trata de obsesionarse con esos porcentajes, pero sí de usarlos como referencia.
Las temperaturas extremas son otro enemigo silencioso. Tanto el calor intenso como el frío prolongado afectan a la química interna y reducen la vida útil. Guardar el vehículo en garajes y evitar largas exposiciones al Sol o a las heladas ayuda a frenar este proceso.
Además, los fabricantes han ido incorporando mejoras como los sistemas de refrigeración más eficientes y la gestión electrónica avanzada (BMS), que equilibran las celdas y reservan un margen de seguridad. Todo esto contribuye a que la batería se degrade más lentamente de lo que dicen los cálculos teóricos.
Cómo cuidar la batería y alargar su vida útil
Aunque cada batería tiene un límite marcado por su química, el conductor puede adoptar rutinas que reduzcan el desgaste. No es complicado, pero sí requiere cierta constancia. La primera recomendación es evitar cargar siempre al 100% salvo que sea estrictamente necesario, como en viajes largos. Lo mismo ocurre con descargarla hasta quedarse en mínimos. Mantenerla en un rango intermedio es la práctica más saludable.
Otra medida útil es aprovechar las opciones de carga inteligente que incluyen muchos modelos. Estos sistemas permiten fijar un porcentaje máximo, de manera que el proceso se detenga automáticamente cuando se alcanza ese nivel. Así se evita el sobrellenado constante. En cuanto al uso de cargadores rápidos, lo ideal es reservarlos para ocasiones puntuales. Aunque la tecnología ha mejorado y su impacto ya no es tan severo como antes, abusar de ellos sigue siendo contraproducente a largo plazo.
Por último, cuidar la temperatura es esencial. Siempre que sea posible, conviene aparcar en espacios cerrados o sombreados para evitar tanto el calor como el frío extremos. Son medidas simples, pero en conjunto marcan la diferencia en la longevidad de la batería.
Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.
Muy útil, enhorabuena
Muchas gracias Nacho.
Un saludo.