- Con una tarjeta RFID se puede activar el cargador, iniciar la recarga del coche eléctrico y pagar la energía almacenada en la batería
- Es uno de los métodos de pago más sencillos y fiables, válido en el extranjero y sin necesidad de conexión a Internet
- Cargadores fantasma: qué son, cuántos hay y, sobre todo, cómo evitar los inconvenientes que conllevan
Es posible que en alguna ocasión hayas escuchado lo de que «cargar un coche eléctrico es tan fácil como cargar un teléfono móvil». Es así y no es así… Los pasos a seguir son los mismos (conectar vehículo y cargador a través de un enchufe), pero el proceso para que se inicie la transferencia de energía requiere algún paso más que alarga y complica (no demasiado) la operación.
Los métodos de pago para la recarga de un coche eléctrico son un poco quebradero de cabeza para los usuarios. Existen diferentes opciones, las más habituales:
- App móvil. En este caso, el pago se hace a través de tarjeta bancaria, PayPal o domiciliación según la opción seleccionada por el usuario al registrarse en la app
- Tarjeta bancaria contactless. Algunos cargadores admiten pago directo con tarjeta de crédito o débito, sin necesidad de app ni registro.
- Código QR en el cargador. Para pagar la recarga con este método basta con escanear un QR que redirige a una pasarela de pago online. Después, se introduce el método de pago y se inicia la carga. Es un método sencillo pero no exento de riesgos (en este enlace te contamos cómo son y cómo evitar las estafas que se están detectando en las últimas semanas)
- Suscripciones o planes de tarifa plana. Algunos operadores, como Ionity, Zunder o Tesla ofrecen abonos mensuales o tarifas planas especialmente recomendables para quienes utilizan estas redes de forma habitual
Qué son las tarjetas RFID
En el listado de métodos de pago para la recarga del coche eléctrico anterior queda una forma de abonar la energía almacenada en la batería que es, además, de los más empleados por sencillo y seguro: las tarjetas RFID.
RFID son las siglas de Radio Frecuency Identification, es decir, identificación por radiofrecuencia. Explicado de una forma sencilla, esta tecnología permite la identificación automática y sin contacto de objetos utilizando ondas de radio. Un sistema de RFID consta, por norma general, de un lector y una tarjeta que contiene un chip y una antena. El lector envía una señal de radio que activa la tarjeta y esta responde enviando la información requerida de vuelta al lector.
Las tarjetas de identificación por radiofrecuencia se emplean en muchos sectores. Son habituales en el transporte público, la seguridad empresarial, la logística o la banca.
Su funcionamiento es sencillo. Cuando la tarjeta RFID se acerca a un lector compatible, se produce una comunicación inalámbrica que permite validar la identidad del portador o ejecutar una acción específica, en este caso, iniciar la recarga y autorizar el pago.
Ventajas de estas tarjetas
La sencillez de uso y el hecho de no tener que tener instalada una aplicación en el móvil ni depender de la conexión a Internet es una de las principales ventajas de las tarjetas RFID como método de pago para la recarga de los coches eléctricos. Pero hay más…
- Rapidez y comodidad. No es necesario insertar la tarjeta en una ranura ni pasarla por un lector magnético. Basta con acercarla unos segundos para completar la acción, lo que agiliza procesos con gran volumen de usuarios.
- Durabilidad. Al no requerir contacto físico, las tarjetas RFID sufren menos desgaste que las de banda magnética o con chip de contacto. Son resistentes y tienen una vida útil más larga.
- Seguridad. La información almacenada puede estar encriptada, lo que dificulta su clonación o manipulación. Además, permiten gestionar permisos de forma dinámica: si un empleado deja la empresa, basta con desactivar la tarjeta sin necesidad de cambiar cerraduras.
- Versatilidad. Una misma tarjeta puede usarse para múltiples fines: acceder a un edificio, pagar en la cafetería, registrar asistencia y utilizar el transporte público, todo integrado en un único dispositivo.
- Capacidad de almacenamiento. Dependiendo del tipo de chip, las tarjetas RFID pueden guardar más información que una banda magnética, lo que las hace más útiles en entornos complejos.
- Integración tecnológica. Se integran fácilmente con otros sistemas digitales, como software de gestión de personal, aplicaciones móviles o plataformas de pago.
- Higiene y contacto reducido. En tiempos de mayor preocupación por la salud, como ocurrió durante la pandemia, las tarjetas RFID demostraron su valor al reducir la necesidad de tocar superficies compartidas.
¿Es obligatoria? ¿O solo recomendable?
Contar con una tarjeta RFID no es obligatorio para utilizar un punto de recarga de uso público. Sí es recomendable ya que aunque existen otros métodos de pago este es el más sencillo y seguro.
Usuarios y operadores de carga llevan tiempo pidiendo la interoperabilidad. La interoperabilidad entre puntos de recarga para vehículos eléctricos es la capacidad de los sistemas de información y de los procedimientos a los que éstos dan soporte, de compartir datos y posibilitar el intercambio de información y conocimiento entre ellos. De un modo más sencillo: es la tecnología que permitiría utilizar cualquier cargador con una única app o método de pago.
De entre todos los métodos de pago son las tarjetas RFID como las que se alzan como la mejor opción para alcanzar esa ansiada interoperabilidad, incluidos los cargadores ubicados en zonas rurales donde la conectividad no siempre es buena.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas. Ahora, con enchufe